Check

| 11 diciembre 2010
Venimos al mundo con muy poco, pero aun así a veces no somos conscientes de que podemos perderlo. Check era una persona más. Supongo que enredarme en explicar su infancia podría llevarme tanto tiempo como el que alguna vez perdió. Mejor que nosotros no volvamos a repetir la misma historia.

No conozco la historia completa, eso por seguro. Pocos años, apenas alguno de adolescencia, habían contemplado sus ojos tímidos. Siempre fueron  brillantes. Se contaba a su alrededor lo especiales que eran, aunque nunca quiso engañarse, y asumió que eran normales, como los de cualquier otra persona que conociera. Tímida era su sonrisa, apenas marcada hasta aquel verano de su decimoctavo o decimonoveno cumpleaños en que conoció a quien fue su mejor experiencia personal en la vida. Tímidos sus gestos. Tímido pasado.

Reconozco la pasión cuando la siento cerca, y sin duda Check consiguió demostrarme que la sentía. Le culparon de inpaciente, de ser una persona insatisfecha, de no apreciar lo que tenía. ¿Cómo hacerlo con su pasado? Creo que ya aclaré que no hablaría de su pasado, pero todos somos producto de nuestras circunstancias. Check lo era.

Una vez me contó lo que sentía. Desde entonces somos diferentes. No puedes quedarte indiferente. A veces pienso que debí preguntar más, pero quién soy yo para curiosear en el pasado de quien ya de por si sufre al mentarlo. Simplemente preferí mirar sin ser visto, escuchar sin actuar con una actitud curiosa, y sobre todo disfrutar de su sinceridad. Nunca olvidaré su sonrisa. Clamaba cariño a la par que lo daba. El brillo de sus ojos expresaba tanta ilusión como en mí se encontraba el de penetrarlos y sostener su mirada con la mía hasta caer rendidos mutuamente. Agotador. Esclavo. Esperanzador. Un gran momento, el final del principio. Debo agradecerle eternamente la confianza que me hizo mantener esa mirada.

Check no me dijo ni una sola palabra. Nada. Sin embargo me lo dijo todo. Le conocí hace tan poco, que apenas podría explicar lo que ha sucedido en mí desde entonces, pero me ha cambiado, sin ningún género de duda. Repetiría. Repetiría si no fuera por el riesgo de perder el contacto. Es menos libre de lo que desearía, a la par que menos accesible de lo que me gustaría.

La verdad es que Check no existe. Check soy yo, eres tú, es él y ella. Somos todos nosotros, y son todos aquellos. No es ni más ni menos que el reflejo de la humanidad que yace en cada persona, y que inspira cuando asoma en la mirada, cuando canta en la sonrisa, cuando baila con sus gestos de cariño. Check es la ilusión, y es el dolor. Es la compañía, y la soledad. Son los sueños, y la libertad. Es la vida, es la paz. Es la guerra y, algún día, será la muerte.