Te aprecio tanto como la gente confirma mi sentimiento hacia ti de que debo apreciarte. Pero no me acabo de fiar. No te culpes, no eres tú. Hace años viví algo parecido. Dejavu, le dicen en francés. Las comparaciones son odiosas, le dicen en español. Lo sé.
No puedo preguntarte, porque nunca dirás la verdad. ¿Acaso alguna vez lo hiciste? Siento resquemor, mi amor hacia ti será imposible. ¿Merece la pena luchar por esto? ¿Merece la pena morir por esto? Morir. Dura palabra, ¿verdad? Culpa tuya. Sacas lo peor de mí.
Te juro que cada noche sueño contigo, cada mañana siento tu presencia, cada alegría la quiero vivir contigo, cada problema lo quiero hablar contigo. Pero... ¿realmente vienes para quedarte conmigo, soledad?
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