Jueves, 5 de mayo de 2011. 14:53
Suena el teléfono. Abro el bolso, rebusco, y lo saco. Número desconocido.
- "¡Hola cari! ...".
Viernes, 29 de abril de 2011. 18:10
Estaba yo trabajando en mi tienda de informática reparando ordenadores. Había sido un día complicado. En general una semana complicada. La vuelta de Semana Santa había sido buena, después de un apacible descanso por la playa. Sin embargo, el complicado trato con algunos clientes, y la ausencia de trabajo bien remunerado, estaban eliminando en mí la alegría que traje de Alicante.
A media tarde entró una joven en mi tienda, con una risueña sonrisa en su rostro.
- "¡Hola! ¿Arregláis ord...? ¡¡Anda, mira, si tenéis ahí un cartel que lo pone!! Pues me vienes genial, porque lleva unos días esto que no se conecta a Internet."
- "Pero, ¿se enciende bien?"
- "Sí, sí. Todo va genial. Las fotos, los documentos... pero luego el
Messenger y el
Google no se me abren. ¿Crees que tendrá solución?"
- "Bueno, deberías dejármelo para que le eche un vistazo, y te diga las causas. Si es sencillo, espero que para mañana te lo tenga."
- "¡¡Ay!! Me harías un gran favor, porque lo necesito."
- "Vale, pues te llamo."
Le tomé los datos, como a cualquier otro cliente, pero notando algo extraño en el ambiente.
- "¿La tienda es tuya?" - espetó mientras creaba la ficha técnica.
- "¿Perdona?"
- "Que digo, que si la tienda es tuya."
- "Sí claro."
- "Joooe, qué guay, ¿no?"
- "Sí, bueno, jeje." - contesté inocente tras la sorprendente pregunta.
- "¿Y todo lo que hay aquí es tuyo?"
- "Claro."
- "Joooe, qué guay."
Sonreí, esperando que la conversación interrogatoria terminara.
- "¡Debes saber un montón para montar una tienda así! Seguro que tienes una carrera de informática o algo de eso, ¿a que sí?"
- "Bueno, la verdad es que no."
- "¡Anda! Bueno, pero seguro que sabes un montón."
Sonreí de nuevo, sin verme lo que me esperaría.
- "Oye, y si me lo tienes para mañana, ¿a qué hora abres?"
- "De nueve y media a dos."
- "Vaya, no sé si podré."
- "Si quieres, puedo abrir un poco antes y lo recoges antes."
- "No, si es que no podré."
- "¿Tienes la mañana muy ocupada?"
- "No, es que, verás, yo me suelo levantar después de la una y media o dos."
- "Eeeee... esto... pues... pues yo a las dos cierro."
- "Ya, jo, me vas a hacer madrugar. ¡Qué malo eres!"
Ojiplático me quedé.
Finalmente, después de una conversación a mitad de camino entre lo infantil y lo sorprendente, se despidió. No volví a saber de ella en todo el día.
Sábado, 30 de abril de 2011. 14:10
Después de una larga y complicada jornada de trabajo, no pude contactar con ella. La llamé insistentemente por la tarde, y no tuve respuesta. Mi corazón se enternecía al saber que no pude reparar aquel "precioso" ordenador rosa metalizado, mientras recordaba sus palabras al respecto: "
¿a que es bonito?".
Jueves, 5 de mayo de 2011. 14:54
- [...] "¿Te acuerdas de mí?"
- "¿
Ein?"
- "Sí cari, me dijiste que me llamarías el lunes y no lo hiciste." - después recordé que, cuando conseguí contactar el sábado con ella, la prometí esa llamada, para intentar quedar el lunes, día festivo en Madrid.
- "Pues es que por
cari no me sale nada."
- "Sí, que te llevé un ordenador que estaba estropeado a la tienda."
- "Te sorprendería la de ordenadores estropeados que me traen a la tienda, incluso muchos más que ordenadores en perfectas condiciones."
- "Era uno que fallaba al conectar a Internet."
- "Casi lo tenemos. ¿Sabes el modelo?"
- "Era un Sony rosa que..."
- "¡¡Rosa!! Vale, ya caigo." - la fortuna quiso que la moda de los portátiles rosa fuera puntual, y pudiera cortar la conversación a tiempo.
- "¿Está arreglado entonces?"
- "Supongo."
- "¿¿Cómo que supones??"
- "Bueno, son las tres, estoy en mi casa comiendo... no me hagas pensar en cómo se quedó."
- "Pero, ¿estará para mañana?"
- "Sí, eso seguro."
- "Bueno, pues mañana nos vemos, ¿vale?"
- "Vale, te espero en la tienda entonces."
- "¡¡Vale!! ¡Un besito!"
Un... ¿un besito?
La historia terminó pronto. El viernes la llamé varias veces, hasta que a las nueve de la noche conseguí contactar con ella, y se pasó a recogerlo. Podría narrar la apasionante conversación sobre la selectividad, la (supuesta) carrera de asistente social [luego aclarado como "trabajo social"], y demás problemas fundamentales como que "
jo, qué faena que me toca quedarme a cuidar a mi abuela que está enferma y no puedo salir". Sin embargo, creo que la magia de aquella chispa que nació un soleado viernes, día 29 de abril del presente año, se debe mantener como tal, mística, y no estropearse con un final nada digno de tales espectativas.
Nota del autor: Aseguro que las conversaciones las recuerdo tal y como están escritas. Sus palabras fueron sin duda esas, cosa que no puede olvidarse fácilmente.